Ventana de Chat
― Hola (no sé porque no me has contestado pero estoy desesperado y te extraño, No sé como decirte que me encantas. Que te quiero. Que me gustas más que no hacer nada los domingos. Pero cada vez que intento decírtelo algo sale mal. Me caga verte en las fotos de tu perfil con un chingo de likes. Hasta se me baja el autoestima por saber que tal vez te tiren la onda personas más bonitas que yo)
― Qué onda
― ¿Cómo has estado? ¿Qué cuentas? (Yo he estado de la chingada y tú me saludas como si nada. Eres una persona bien pinche egoísta. ¿Cómo tú si puedes estar bien y yo sin tener la dignidad para no hacer esto? Dime algo que me aliente que me haga quedarme aunque yo sé que siempre me haces mal)
― Pues bien. Nada ¿Y tú?
― También bien (¿Nada? No mames si a cada rato pones que te fuiste a comer a no sé que restaurante y a cada rato subes fotos de lo que haces y me dices nada. Mejor dime que no quieres hablar conmigo para ya no hacerme pendejo) .―
Se dio cuenta que ya no valía la pena intentarlo. Lo dejó de seguir en Twitter pero era menos el interés de la otra persona que ni siquiera se dio cuenta. Pasaron más de tres meses hasta que como siempre pasa: La gente vuelve cuando la andamos tratando de olvidar. Esta conversación se repite hasta la fecha porque ninguno de los dos se desprende por completo


